HOLA NIÑAS:
En el siguiente
documento encontraran aspectos que son relevantes
en el proceso de evaluación en el
preescolar, y aplicadas en la práctica diaria en el salón de clases.
“PASITOS”
VICKY REINA
TANIA RAMIREZ
LINA TAMAYO
LA EVALUACIÓN
EN EL PREESCOLAR
FINALIDADES
Y FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN
La evaluación del
aprendizaje es un proceso que consiste en comparar o valorar lo que los niños
conocen y saben hacer, sus competencias, respecto a su situación al comenzar un
ciclo escolar, un periodo de trabajo o una secuencia de actividades, y respecto
a las metas o propósitos establecidos en el programa educativo de cada nivel;
esta valoración se basa en la información que la educadora recoge, organiza e
interpreta en diversos momentos del trabajo diario y a lo largo de un ciclo
escolar.
En la educación preescolar
la evaluación tiene tres finalidades principales, estrechamente relacionadas:
1.
Constatar los aprendizajes de los alumnos, sus logros y las
dificultades que manifiestan para alcanzar las competencias en el conjunto de
los campos formativos como uno de los criterios para diseñar actividades
adecuadas a sus características, situación y necesidades de aprendizaje.
2.
Identificar los factores que influyen o afectan el aprendizaje
de los alumnos, incluyendo la práctica docente y las condiciones en que ocurre
el trabajo educativo, como base para valorar su pertinencia o su modificación.
3.
Mejorar con base en los datos anteriores la acción educativa de
la escuela, la cual incluye el trabajo docente y otros aspectos del proceso
escolar.
QUÉ EVALUAR
- El aprendizaje de los alumnos
La
constatación periódica de los avances de cada niño en relación con los
propósitos fundamentales y las competencias incluidas en los campos formativos
es el objetivo principal de la evaluación, pero ésta no se reduce a ello.
Los
parámetros para evaluar el aprendizaje son las competencias establecidas en
cada uno de los campos formativos, que constituyen la expresión concreta de los
propósitos fundamentales; las acciones en las que estas competencias pueden
manifestarse permiten precisar y también registrar los avances de los niños.
Ello
significa que, para evaluar, la educadora debe no sólo considerar lo que
observa que los niños pueden hacer y saben en un momento específico, sino tomar
en cuenta los avances que van teniendo en el proceso educativo, cuando se les
brinda cierto apoyo y mediante él consiguen nuevos logros.
- El proceso educativo en el grupo y la organización del aula
El
aprendizaje es un logro individual, pero el proceso para aprender se realiza
principalmente en relación con los demás; el funcionamiento del grupo escolar
ejerce una influencia muy importante en el aprendizaje de cada niño.
v las relaciones que se establecen entre ellos en el
transcurso de la jornada y el papel que desempeña cada uno en el grupo.
v la forma de organización de las actividades
(individuales, en pequeños grupos o colectivas).
v la influencia que la intervención de la educadora
ejerce en el ambiente del aula y su interacción con los alumnos.
Conviene revisar otro tipo de factores relativos a
la organización del aula:
El uso del
tiempo, la organización de los espacios, la disposición y el aprovechamiento de
los materiales de trabajo.
·
LA PRÁCTICA DOCENTE

La
intervención docente, según los rasgos que adopte, puede ser eficaz, retadora y
estimulante para el aprendizaje o, en el extremo contrario, puede ser
ineficaz, rutinaria y desalentadora. El mejoramiento del proceso y los resultados educativos requiere de la reflexión
constante de la educadora para revisar críticamente sus decisiones respecto al
proceso educativo, las formas en que promueve (o no) el trabajo de los niños y
la cooperación entre ellos, así como las concepciones que sustentan su
intervención en el aula.
- La organización y el funcionamiento de la escuela, incluyendo la
relación con las familias de los alumnos
La
formación de los niños no es sólo responsabilidad de la educadora, se trata de
una tarea compartida entre el colectivo docente de la escuela. La experiencia
escolar de los alumnos no transcurre sólo en el aula sino en el conjunto de los
espacios escolares; en esos espacios conviven y también aprenden formas de
relación, actitudes y valores.
Por
estas razones teniendo como referente los logros de aprendizaje y las
dificultades que enfrentan los alumnos, es necesario revisar aspectos de la
organización y del funcionamiento de la escuela que influyen en el proceso
educativo: prioridades reales de la escuela, cumplimiento de las
responsabilidades profesionales, relaciones entre el personal docente,
ejercicio de la función directiva, uso del tiempo escolar, y la relación que se
establece con las familias de los alumnos (formas de comunicación, tipo de
acciones en que se les involucra, orientaciones que se les ofrecen, etcétera). Debe incluirse también la revisión periódica
de las condiciones, la organización y los usos de los espacios escolares.
El
análisis sistemático y periódico que el equipo docente, coordinado por la
dirección de la escuela y la supervisión de zona, realice respecto al proceso y
los resultados educativos, permite constatar los avances de cada grupo,
identificar casos de niños que requieren atención específica, compartir
experiencias exitosas, y valorar la eficacia de las estrategias docentes.
Además, constituye un medio para transformar la gestión escolar mediante la
toma de decisiones que lleven a fortalecer aquellas acciones que funcionan,
suprimir o cambiar formas de trabajo que no son eficaces y diseñar nuevos
tipos de acciones. Este conjunto de decisiones, basadas en la evaluación
interna (en la cual la evaluación del aprendizaje es el punto de partida) y en
la reflexión individual y colectiva, son las herramientas para integrar un plan
de mejoramiento educativo en cada escuela.
QUIÉNES
EVALÚAN
El
resultado del proceso de evaluación son los juicios que los agentes
responsables de la misma emiten respecto a las distintas cuestiones que han
sido revisadas. Si bien esos juicios se basan en el análisis y la
interpretación de la información disponible, incluyen también la perspectiva
personal, es decir, constituyen una interpretación subjetiva.
Por
ello es importante que en la evaluación del aprendizaje y de otros aspectos de
la vida escolar se integre la opinión de los principales destinatarios del servicio
educativo (niñas, niños, madres y padres de familia) y la de los colegas
(docentes de otros grupos, de educación física, de música, especialistas de
apoyo). Cada uno puede aportar puntos de vista desde el lugar que ocupa en el
proceso; así las conclusiones obtenidas en la evaluación pueden ser más
objetivas, más cercanas a la realidad.
- La función de la educadora
Por
el papel clave que ocupa en el proceso educativo, por su conocimiento de los
alumnos, producto de su interacción constante con ellos y porque es quien
diseña, organiza, coordina y da seguimiento a las actividades educativas en el
grupo, es la educadora quien más se percata de su evolución en el dominio de
las competencias, de las dificultades que enfrentan, y de sus posibilidades de
aprendizaje. El registro de estas cuestiones, la recolección de evidencias, las
notas sobre el desarrollo de las actividades al final de la jornada de trabajo
o acerca de algunos niños constituyen la fuente de información para valorar, a
lo largo de un periodo escolar, cómo inició cada alumno y cómo ha evolucionado
en sus aprendizajes, pero también para evaluar y mejorar continuamente el
trabajo docente.
- La participación de los niños en la evaluación
Los niños pequeños reflexionan sobre sus
propias capacidades y logros; lo hacen durante el proceso educativo, en los
momentos y las situaciones en que experimentan sensaciones de éxito o cuando
identifican dónde y en qué se equivocan; asimismo, se forman opiniones acerca
de las actividades en que participan durante la jornada de trabajo.
Las
valoraciones que hacen tanto de la intervención docente como sobre su propio
aprendizaje se expresan en los momentos en que se realizan las actividades e
inmediatamente al término de las mismas; es entonces cuando pueden hablar
acerca de cómo se sintieron, qué les gustó o no, por qué pudieron o no
realizarlas, qué se les dificultó, etcétera. Escuchar y tomar en cuenta sus
apreciaciones es una manera de favorecer sus capacidades de expresión oral,
argumentación y participación en el grupo, pero también de obtener información
que dé lugar a la revisión de las formas de trabajo empleadas para identificar
las adecuaciones necesarias.
La
participación de los niños en la evaluación además de aportar información
valiosa propicia que ellos, paulatinamente, tomen conciencia acerca de qué y
cómo aprenden, lo cual es parte de las competencias a promover en la educación
preescolar.
- La participación de los padres de familia

Escuchar
las opiniones de los padres de familia sobre los avances que identifican en sus
hijos, así como las opiniones que éstos expresan en su casa respecto al trabajo
que realizan con su maestra o sus impresiones a partir de lo que observan, es
también fundamental para revisar las formas de funcionamiento de la escuela y
el trabajo educativo en el aula. Su participación en los procesos de evaluación
permitirá establecer acuerdos y principios de relación y colaboración.
La participación del personal directivo del centro
o zona escolar

Entre
las funciones centrales de las autoridades escolares (dirección de escuela o
supervisión de zona) se encuentran: asegurar las condiciones para el desarrollo
adecuado del trabajo educativo, coordinar el trabajo docente en torno a los
propósitos fundamentales y promover la colaboración profesional. Por esta razón
la dirección de la escuela y la supervisión de zona son también agentes de
evaluación; por la propia naturaleza de su tarea les corresponde promover y
coordinar la evaluación periódica.
Cuándo evaluar
En
este programa se centra el interés en las capacidades de los niños, en la
variedad de formas en que estas capacidades se manifiestan y en los diversos
niveles de dominio que de ellas pueden existir entre niños de una misma edad.
Los avances que logran los alumnos en cada una de estas competencias se
manifiestan al actuar en situaciones reales de la vida escolar o extraescolar;
por esta razón es necesario subrayar que la evaluación del aprendizaje es
continua: al observar su participación en las actividades, las relaciones que
establecen con sus compañeros, al escuchar sus opiniones y propuestas, la
educadora puede percatarse de logros, dificultades y necesidades de apoyo
específico de los pequeños. Se aspira a que asuma una actitud de alerta
constante hacia lo que pasa con los preescolares y su aprendizaje, lo que
posibilitará la puesta en práctica de mejores estrategias y decisiones
educativas.
Entre
los momentos o periodos específicos de evaluación se encuentran la evaluación
al principio del ciclo escolar y al final del mismo:
v La evaluación o diagnóstico inicial, como ya se ha
señalado antes, es el punto de partida para organizar el trabajo a lo largo del
año escolar, establecer cierta secuencia para el tratamiento de las competencias
y distinguir necesidades específicas de los alumnos, entre otras acciones; las
orientaciones al respecto se apuntan en el apartado “La organización del
trabajo docente durante el año escolar”.
v Al final del año escolar es indispensable realizar
un recuento acerca de los logros, los avances y las limitaciones en la
formación de los pequeños, así como de las probables causas y situaciones que
los generaron. Este balance posibilitará contar con información valiosa acerca
de lo que saben, conocen, hacen y son los niños al concluir un año de
preescolar o el nivel educativo; asimismo aportará información a la educadora
del grado o nivel siguiente, para que ésta la aproveche en las previsiones de
trabajo para el ciclo escolar.
Cómo
recopilar y organizar la información
La
observación atenta de los alumnos y del trabajo que realizan, el diálogo con
ellos y con los padres de familia, y la entrevista son los principales medios
para obtener la información en que se basa la evaluación.
La
principal fuente de información es el desarrollo de la jornada escolar; ello
significa que mientras la educadora trabaja con los niños y, por tanto, se
concentra en generar su interés, en atender a sus preguntas o argumentos, es
cuando puede observar las manifestaciones de sus competencias, cuyo desarrollo
es el objetivo de la educación preescolar.
La entrevista al alumno
Además
de las opiniones que expresan durante el desarrollo de las actividades, es
necesario buscar momentos para escuchar a cada niño con el fin de conocer sus
expectativas y necesidades, la percepción que tienen de sí mismos, las
oportunidades que tienen en casa y las situaciones que viven como fuente de
insatisfacción o angustia, la relación con sus padres y hermanos, etcétera. Si
no se dispone de suficiente información acerca de su situación en la escuela,
la entrevista también puede abarcar estos aspectos: relación con compañeros, y
lo que le gusta o disgusta de las actividades o de la conducción de la maestra.
Para
conocer la opinión de los niños es necesario, a través de actitudes y palabras,
ganar su confianza, alentarlos, hacerles notar que serán escuchados y tomados
en cuenta. Es conveniente plantearles preguntas y darles pistas que
les ayuden a expresar sus opiniones, hasta que se logre fluidez en el diálogo;
durante éste es necesario prestar atención no sólo a las palabras sino al
lenguaje gestual y corporal. No siempre la entrevista se logra en el primer
intento; cuando los niños no estén en disposición de expresarse es prudente
posponerla para otro momento más adecuado.
Lo
ideal es dialogar individualmente en un determinado periodo de tiempo; es
posible que de la observación del trabajo se derive la necesidad de prestar
atención más frecuente a algunos alumnos, tomar esta decisión implica comenzar
a atender las diferencias individuales.
Trabajos de los alumnos
Los
trabajos que elaboran los alumnos son evidencias valiosas de su aprendizaje.
Incorporarlos a un expediente personal permite observar los avances que su
autor manifiesta en su desarrollo a lo largo del ciclo escolar; conviene
incluir evidencias que refieran al trabajo en distintos campos formativos. En
cada trabajo deben anotarse datos de identificación (nombre, fecha de
realización) y un comentario breve de las circunstancias en que se realizaron o
de los progresos alcanzados por el alumno.

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